Con la llegada del verano y las altas temperaturas, aumentan las horas de exposición que pasamos al sol. Por ello, desde el COORM, este mes ponemos el foco en la importancia de cuidar de nuestra salud visual durante esta estación para evitar lesiones y problemas en los ojos.
En este sentido, existen dos síntomas comunes que pueden ser el precedente a lesiones más graves y a los que debemos prestar atención: la sequedad ocular y el envejecimiento prematuro. Si no protegemos nuestros ojos, otras afecciones más graves que podríamos sufrir son:
- Aunque en general esta lesión se asocia a la edad o a factores genéticos, la exposición a los rayos ultravioleta también puede provocarla. En concreto, genera la opacificación parcial o total del cristalino, reduciendo nuestra capacidad de visión.
- Degeneración macular. Esta afección se produce dentro de la retina, donde las células y el epitelio pigmentario se deterioran, perdiendo la vista de forma gradual. El tabaquismo, la hipertensión o una mala alimentación también pueden provocarla.
- Pterigión. Se trata de un crecimiento anormal de la conjuntiva —membrana transparente que cubre la capa blanca del ojo— sobre la córnea —parte anterior del ojo—. Algunas de las molestias provocadas pueden ser la sensación de cuerpo extraño, ardor, ojos rojos y sequedad ocular. Una alteración ocular que se incrementa con la exposición solar y que se produce por un crecimiento fibroso de la conjuntiva.
- Esta enfermedad ocurre cuando el ojo se expone a los rayos ultravioletas (UV), ya sea provenientes del solo de una fuente artificial. Afecta a la capa superficial delgada de la córnea y a la conjuntiva —la capa de tejido transparente que cubre la parte blanca del ojo y el interior del párpado—. Se produce cuando la luz incide en la capa más externa de la córnea, el epitelio corneal, dejando los nervios al descubierto. El dolor, lagrimeo o hipersensibilidad a la luz solar son sus síntomas más comunes.
La importancia de protegernos del sol a largo plazo
Además de problemas a corto y medio plazo, existen otras afecciones que pueden condicionar la vida durante un periodo largo de tiempo. Las lesiones más comunes a largo plazo provocan cambios degenerativos en la córnea, ya que esta es la primera lente o capa que recibe la luz solar —y la encargada de proteger nuestra salud visual ante posibles traumatismos e infecciones, así como de filtrar cierta cantidad de rayos ultravioletas —.
Si el sol daña esta capa, el globo ocular quedará al descubierto, lo que podría provocar visión borrosa, lagrimeo, enrojecimiento, extrema sensibilidad y cicatrización corneal.
Requisitos que debemos tener en cuenta al adquirir gafas de sol
Las gafas de sol son esenciales, pero no cualquiera vale para cuidar de nuestra salud visual. Estos son los principales requisitos que deben cumplir:
- Contar con la homologación de Conformidad Europea, con logotipo (CE), que certifica la calidad y los materiales de las lentes.
- Disponer de los filtros necesarios que te protejan del sol. En este sentido, existen las siguientes categorías:
- Categoría 0. Absorben entre el 0% a 19% de luz. Suelen ser utilizadas sobre todo interiores, de noche y en exteriores cuando existan cielos cubiertos.
- Categoría 1. Absorben entre un 20% y un 56% y se emplean, sobre todo, en condiciones de luminosidad leve, como en zonas urbanas.
- Categoría 2. Son capaces de bloquear entre un 57% y un 81% de luz.
- Categoría 3. Absorben entre un 82% y un 92% de luz, protegiéndonos cuando las condiciones de luminosidad son bastante altas, como durante el verano.
- Categoría 4. Las gafas con este filtro se emplean en zonas de alta montaña, para realizar deportes como el esquí, y en deportes acuáticos.
Consulta a tu óptico-optometrista de confianza
Ante cualquier molestia, consulta a tu óptico-optometrista de confianza, quien podrá valorar los cambios que esté experimentando la vista e informarte sobre los productos sanitarios que se adapten a tus necesidades.
La visión es uno de los cinco sentidos y es el que más información recibe en nuestro día a día —cerca del 80%—, por lo que debemos mantener un control sobre su estado y evolución. Realizar evaluaciones periódicas de la superficie ocular y la percepción visual es la mejor forma de cuidar de tu salud visual.