¿Qué sabes sobre las gafas premontadas?

1 de diciembre 2022

  • Muchos usuarios las emplean de forma errónea para corregir la presbicia —problema visual que experimentamos cuando los ojos pierden gradualmente la capacidad para ver objetos de cerca—
  • Este tipo de lente no tiene en cuenta las características visuales y morfológicas concretas de los pacientes
  • Suelen fabricarse de forma estándar con plástico inyectado y presentan la misma graduación preestablecida para los dos ojos

Gasolineras, locales 24 horas o bazares. Estos son algunos de los establecimientos en los que los usuarios adquieren gafas premontadas, las cuales pueden acarrear graves consecuencias para la salud visual y ocular, entre las que destacan el dolor de cabeza, mareos, cansancio y dificultad al leer.

Con motivo de la llegada de las fechas navideñas, desde el COORM alertamos este mes lo que supone la compra de este tipo de gafas, que se han popularizado a lo largo de los años por su económico precio y ser fáciles de encontrar.

Por una parte, al fabricarse en serie y de forma estándar para todos los usuarios, no tienen en cuenta las características visuales y morfológicas concretas de cada paciente: presentan una graduación preestablecida, siendo esta la misma para los dos ojos.

Por otro lado, los consumidores pueden comprarlas en diferentes puntos de venta sin ningún tipo de control sanitario. Debido a la forma en la que se producen, generan un efecto lupa, aumentando el tamaño de las imágenes.

Esta es la razón que ha lleva a muchos usuarios a usar las gafas premontadas de forma errónea para corregir la vista cansada o la presbicia, un término que proviene del griego y que significa ‘ojo viejo’.

Esta se produce, en concreto, cuando los ojos pierden gradualmente la capacidad para ver objetos de cerca. Se trata de un error de refracción, es decir, un tipo de problema que dificulta ver con claridad, el cual comienza a manifestarse a partir de los 40 años como consecuencia del envejecimiento, con síntomas como experimentar la visión borrosa durante la lectura.

Cabe señalar que el cristalino funciona como una lente natural de nuestro ojo y que se ubica detrás del iris de color, cambiando de forma para enfocar la luz sobre la retina y permitiéndonos ver los objetos que tenemos delante.  Después de los 40 años, se vuelve más rígido y no puede modificar su forma tan fácilmente, lo que dificulta realizar esas tareas que requieren ver de cerca.

Medidas que solo coinciden con un 5% de la población

Las gafas premontadas se fabrican con unas medidas estándares de distancia interpupilar y graduación, siendo la misma en los dos cristales, que solo coincide con un 5% de la población con presbicia. Asimismo, suelen elaborarse en su gran mayoría en plástico inyectado, por lo que la imagen que producen tiene una gran cantidad de alteraciones.

La presidenta del COORM, Ester Mainar, señala por este motivo que en la mayoría de los casos “el centro óptico de las lentes no coincide con el eje visual de los ojos, produciendo síntomas de incomodidad visual”. Además, no están supervisadas por un profesional de la visión y no cuentan con ningún control de calidad óptica.

Por todos estos motivos, el COORM desaconseja la adquisición de estos productos y recuerda que los usuarios deben ser conscientes de que para corregir la vista cansada la opción ideal es confiar en un profesional de la visión.

No obstante, en caso de que se efectúe la compra, desaconsejamos hacerlo en canales de distribución no autorizados (páginas web, bazares, mercadillos, etc) y recomendamos que el usuario compruebe en sus instrucciones de uso qué graduación presentan. También deben llevar la señal de conformidad CE en el producto, tanto en el envase como en el prospecto.